Hoy quiero contarles de una complicación médica muy peligrosa – aunque común - durante el embarazo, la PREECLAMPSIA. Seguramente han oído de ella, pero creo que no está de más refrescar lo que conocemos del tema y en el caso de las mujeres, estar prevenidas.
Esta complicación se presenta en el 10% de las mujeres embarazadas, generalmente cuando se desarrolla hipertensión arterial y proteína en la orina después de la semana 20.
No se conocen causas exactas, pero algunos estudios han relacionado su aparición con trastornos autoinmunes, problemas vasculares, la dieta y la predisposición genética.
El primer embarazo, embarazos múltiples, la obesidad, ser mayor de 35 años y tener antecedentes de diabetes, hipertensión arterial o enfermedad renal son factores que pueden incrementar el riesgo de su aparición.
Rara vez una mujer con preeclampsia se siente enferma, pero existen algunos síntomas que pueden ser una señal de alerta como la hinchazón de manos y cara/ojos (edema) o el aumento repentino de peso en un período de 1 a 2 días.
Cuando la preeclampsia se agrava, los síntomas se hacen más evidentes y pueden comprender:
- Dolores de cabeza que no desaparecen.
- Dolor abdominal en el lado derecho, debajo de las costillas. El dolor también se puede sentir en el hombro derecho y se puede confundir con acidez gástrica, dolor en la vesícula biliar, un virus estomacal o el bebé pateando.
- Irritabilidad.
- Disminución de la frecuencia al orinar.
- Náuseas y vómitos (este es un signo preocupante)
- Pérdida temporal de la visión, ver puntos o luces centelleantes, foto-sensibilidad y visión borrosa.
Si pruebas de laboratorio muestran proteína en la orina (proteinuria), enzimas hepáticas más altas de lo normal o conteo de plaquetas inferior a 100,000 (trombocitopenia) hay una altísima probabilidad de que esta complicación esté presente. Como complemento se deben realizar exámenes para verificar la coagulación de la sangre y por supuesto supervisar de cerca la salud del bebé.
La única forma de “curar” la preeclampsia es dar a luz al bebé.
Si el bebé está lo suficientemente desarrollado (37 semanas o más), es posible que el médico decida sacarlo, sea induciendo el parto o mediante una cesárea.
Si el bebé no está totalmente desarrollado y la preeclampsia es leve, el problema puede manejarse con frecuencia en casa hasta que el bebé tenga una buena probabilidad de sobrevivir después del parto. Entre las recomendaciones médicas en esta situación están descansar en cama acostándose sobre el lado izquierdo, tomar vasos de agua extra al día, consumir menos sal y en algunos casos, medicamentos para bajar la presión arterial.
Es necesario sacar al bebé si hay signos de preeclampsia grave, como:
- Resultados de exámenes que muestren que el bebé no está creciendo bien o no está recibiendo suficiente sangre y oxígeno.
- El número inferior de la presión arterial de la madre está por encima de 110 mmHg o es mayor a 100 mmHg de forma constante durante un período de más de 24 horas.
- Resultados anormales en las pruebas de la función hepática.
- Dolores de cabeza intensos.
- Dolor en el área ventral (abdomen).
- Eclampsia.
- Líquido en los pulmones de la madre (edema pulmonar).
- Síndrome HELLP.
- Conteo plaquetario bajo (trombocitopenia).
- Signos de que los riñones no están trabajando apropiadamente como disminución de la orina y mucha proteína en la orina.
Una mujer que tuvo preeclampsia es más propensa a desarrollarla de nuevo en otro embarazo. Sin embargo, no suele ser tan grave como la primera vez.
La preeclampsia se puede convertir en eclampsia si la madre tiene convulsiones. Pueden existir complicaciones graves para la madre como:
- Problemas de sangrado.
- Separación prematura de la placenta desde el útero antes de que el bebé nazca (desprendimiento prematuro de placenta)
- Ruptura del hígado.
- Accidente cerebro-vascular.
- Muerte.
- La preeclampsia grave puede llevar a que se presente el síndrome HELLP.
Es importante seguir una dieta saludable y tomar vitaminas prenatales con ácido fólico. Se debe disminuir el consumo de alimentos procesados, los azúcares refinados y evitar la cafeína, el alcohol y cualquier medicamento no recetado por un médico.
¿Tuviste esta complicación durante el embarazo? ¿Conoces a alguien que haya pasado por esto? ¿Qué recomendaciones nos puedes dar al respecto?
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