El mundo mágico de Romina Soler

Romina Soler



 

Conocí a Romina Soler a través de la invitación que me hizo un amigo en común mientras estuve en Buenos Aires.

 

Sinceramente no conocía de su arte y no sabía qué esperar. Lo que encontré fue una maravillosa sorpresa.

 

Un salón lleno de seres imaginarios y no tanto, de colores vibrantes aun si eran pasteles, de trazos definidos que transmitían casi de inmediato una calidez y ternura indescriptibles. La sonrisa brotaba natural con sólo pararte delante de uno de sus cuadros.

 

Y ella, bueno, en una palabra... ¡divina! Hace poco participó con una donación para el proyecto Art@Hospital en Buenos Aires que cuelga en el Pabellón de Pediatría del Hospital Rivadavia.

 

Quizá fue que yo necesitaba algo de ese tipo para levantar el ánimo, no lo sé, pero lo cierto es que su arte tiene una cualidad casi mágica: Te pone contento.

Los mayores éxitos para Romina y para el que lea esto, la recomendación de seguirle los pasos. Lo menos que encontrarás será una enorme sonrisa.